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jueves, 31 de julio de 2025

La evolución del transporte de mercancías peligrosas y sus estándares de seguridad

 



/ IBERIAN PRESS / El traslado de sustancias químicas, inflamables o tóxicas representa un desafío operativo constante. Su correcta gestión impacta directamente en la salud pública y en el resguardo ambiental. En este contexto, los organismos de control han endurecido los requisitos regulatorios, lo que obligó a las empresas a revisar procedimientos, adoptar medidas de mitigación y reforzar su enfoque en la seguridad.

El transporte de mercancías peligrosas incorporó tecnologías que modificaron la forma en que se planifica y ejecuta cada envío. Hoy se utilizan sistemas de monitoreo y rastreo que permiten conocer en tiempo real el estado de la carga, los desvíos o condiciones que puedan representar una amenaza. La inclusión de sensores para detectar fugas o alteraciones térmicas, sumado a la digitalización de registros, reduce los errores y facilita la toma de decisiones.

También se observaron avances en el diseño y los materiales de los envases utilizados para contener este tipo de sustancias. Se han desarrollado envases que resisten golpes y cambios de temperatura, lo que mejora el resguardo durante el traslado. Esta evolución apunta a evitar derrames o filtraciones, uno de los principales focos de riesgo. Además, la estandarización de contenedores contribuye a una manipulación más eficiente durante las etapas de carga y descarga.

Otro aspecto clave es la formación del personal. El contacto con mercancías de estas características requiere capacitación específica en procedimientos, protocolos de emergencia y prevención de incidentes. Las capacitaciones se actualizan con frecuencia para incorporar normativas vigentes, conocimiento técnico y herramientas que permitan actuar con precisión ante cualquier eventualidad.

La interacción entre empresas, autoridades y organizaciones técnicas también ha cobrado protagonismo. La circulación de información, las recomendaciones cruzadas y el desarrollo de estándares compartidos fortalecen la seguridad en la cadena logística. Esta cooperación genera procedimientos más sólidos, con mejores niveles de cumplimiento y control. A su vez, mejora la trazabilidad y permite establecer respuestas coordinadas en caso de contingencias.

En paralelo, el uso de auditorías y controles periódicos se convirtió en una herramienta fundamental. Las evaluaciones internas y externas permiten identificar puntos críticos y ajustar rutinas operativas. Este tipo de revisiones no solo apunta al cumplimiento normativo, sino también a mantener niveles de eficiencia compatibles con las exigencias del sector.

Otra línea de desarrollo es la automatización. Comienzan a implementarse vehículos autónomos y drones para reducir la intervención humana en tramos considerados de riesgo. Estos recursos aún están en etapas de prueba o regulación, pero podrían modificar el rol del personal logístico y mejorar la seguridad en el transporte. La aparición de estos sistemas también plantea la necesidad de actualizar marcos legales y definir responsabilidades ante fallos o imprevistos.

Si bien los avances son significativos, persisten desafíos relacionados con la sostenibilidad, la gestión de residuos y el control de emisiones. En este contexto, desde Euromikels, explican: “Las políticas públicas y las exigencias del mercado empujan a las empresas a incorporar soluciones con menor impacto ambiental y mejores condiciones laborales para quienes operan en este entorno”.

El modelo de gestión actual tiende a consolidarse como una estrategia de responsabilidad compartida. Las decisiones que se toman en cada etapa del proceso tienen consecuencias que superan lo económico. Asegurar un transporte de mercancías peligrosas eficiente requiere compromiso, supervisión continua y una actualización constante de los recursos técnicos y humanos involucrados.